El programa de liderazgo masculino de BFC pretende transformar la forma en que los miembros masculinos y femeninos del Comité Consultivo para la Mejora del Rendimiento (PICC) pueden participar de forma inclusiva para representar mejor a los trabajadores y a la dirección en el proceso de mejora de la fábrica, y cómo los miembros masculinos del PICC pueden crear un espacio para garantizar la voz y la representación de las mujeres. Respetar y defender la voz de todos los géneros crea lugares de trabajo más justos, productivos e inclusivos.
Citas de los participantes masculinos
Relato nº 1: Bun Veasna
Veasna, como muchos camboyanos, se crió en un hogar tradicional, donde las tareas domésticas las realizaban las mujeres y los hombres se centraban en ganar dinero para la familia. Incluso después de casarse y tener a su hija, Veasna, que actualmente trabaja como supervisor de línea en una fábrica de Phnom Penh, seguía creyendo firmemente en este sistema. No ayudaba a su mujer en las tareas domésticas y solía dedicar su tiempo libre a otros menesteres. Después de asistir al Programa de Liderazgo Masculino de Better Factories Cambodia a finales de 2019, "empecé a apreciar y valorar a mi mujer en lo que hace por nuestro hogar y empecé a compartir algunas de las responsabilidades, me emocionó mucho y me encantó que mi mujer mencionara que ahora soy un marido más atento y comprensivo."
Como supervisor de línea, Veasna también supervisa a muchas trabajadoras y solía ser brusco y darles comentarios desalentadores. Tras la formación, ha empezado a dedicar tiempo a comunicarse mejor con sus supervisadas, es consciente de la importancia de garantizar que hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades laborales y ha empezado a adoptar un enfoque más orientador a la hora de dar su opinión. "Nosotros, como equipo, hemos mejorado nuestro rendimiento y comunicación, ellas mencionaron que me están viendo como un supervisor de apoyo en lugar de un supervisor al que solían temer".
Relato nº 2: Chan
Chan es un mecánico de 80 años que trabaja en una fábrica de la capital de Camboya. Chan solía utilizar palabras maleducadas, bromas sexuales y acosaba físicamente a sus trabajadoras. "Había oído hablar de la igualdad de género, pero nunca me había tomado la molestia de entenderla hasta que asistí a una formación de Better Factories Cambodia. Al principio, estaba muy avergonzado de mí mismo y de cómo actuaba". Pero tras asistir a la formación, Chan comprendió que algunos de sus actos anteriores podían considerarse acoso sexual; ha empezado a cambiar su forma de relacionarse con los demás y se ha ganado los elogios de sus compañeras por su cambio de comportamiento.
Como miembro del sindicato, Chan empezó a compartir lo que había aprendido con otros compañeros, especialmente con aquellos que no eran conscientes de la importancia de la representación tanto femenina como masculina. Ha estado guardando y compartiendo los documentos de formación con todos sus colegas mucho tiempo después de su formación.