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La cualificación de las personas marca la diferencia en las fábricas de confección de Indonesia

3 nov 2016

La formación en comunicación para supervisores de fábricas de confección produce mejoras significativas en la calidad de las condiciones de trabajo y grandes aumentos de productividad.

3 de noviembre de 2016.

BOGOR (Noticias de la OIT) - Cuando Sudarmi se convirtió en supervisora jefe de una fábrica de confección indonesia, se encontró con muchas de las presiones que esperaba: largas jornadas de trabajo, fatiga física y mental, y el estrés de tener que hacer frente a los picos de demanda para cumplir los objetivos de los compradores.

Pero algunos de los retos a los que se enfrentó llegaron con un sorprendente matiz personal. "No sabía comunicarme eficazmente con mis subordinados, y mucho menos inspirarles. A veces me volvía muy agresiva y alterada cuando me enfrentaba a problemas en el trabajo".

Sudarmi supervisa el departamento de costura de una fábrica de Bogor (Java Occidental), donde tiene a su cargo a cuatro supervisores y cientos de operarios de costura en un sector en el que son habituales los pedidos de última hora y las sanciones por no entregar a tiempo o con problemas de calidad. Gran parte de esa presión recae sobre los hombros de los supervisores de la fábrica.

A ello se suma la falta de formación. En el negocio de la confección no es raro que personas capaces como Sudarmi sean ascendidas a puestos de autoridad con muy poca preparación para el liderazgo. Y este déficit puede contribuir a la tensión en el lugar de trabajo. Los supervisores estresados son menos propensos a escuchar a los trabajadores y más propensos a gritar e intimidar.

Sudarmi es supervisor jefe en una fábrica de Bogor
Sudarmi es supervisor jefe en una fábrica de Bogor

Este comportamiento es importante. La mayoría de los trabajadores del sector de la confección son mujeres, y las encuestas muestran sistemáticamente que el acoso y la discriminación en las fábricas tienen una influencia crucial en su bienestar y en su capacidad para ser eficaces en el trabajo.

En última instancia, la productividad se resiente. Las tareas no se reparten eficazmente y las líneas de suministro se desequilibran, con algunos equipos sobrecargados y otros inactivos.

Este impacto en la cuenta de resultados ha sido una de las razones que han animado a los propietarios de fábricas a inscribir a sus equipos en un curso de formación en técnicas de supervisión desarrollado e impartido por Better Work, una colaboración entre la Organización Internacional del Trabajo y la Corporación Financiera Internacional, miembro del Grupo del Banco Mundial.

El curso, disponible en siete países, tiene una duración de tres días y su objetivo es formar a los supervisores en sus responsabilidades, normas profesionales y derechos de los trabajadores mediante ejercicios prácticos, reflexiones individuales y debates en grupo. En los dos últimos años han pasado por el programa 5.850 supervisores, que dirigen a unos 120.000 trabajadores.

"Creemos que las competencias interpersonales, como la comunicación eficaz, la motivación de los trabajadores y la creación de un entorno de trabajo agradable, pueden tener un impacto real, no sólo en la calidad de vida de los trabajadores de la confección, sino en la capacidad de la fábrica para responder a las demandas de la industria", afirma Maria João Vasquez, responsable del programa Better Work en Indonesia.

Para poner a prueba esa creencia, en 2014, Better Work invitó a la Universidad de Tufts a examinar el impacto más amplio de su formación. Según su estudio, Supervisory Skills Training: Evaluación del impacto, los beneficios no se limitan a los trabajadores. Un hallazgo clave fue que la formación de las supervisoras se tradujo en un aumento de la productividad de una media del 22%, en comparación con un grupo de control.

Para Dan Rees, responsable mundial del programa Better Work, los buenos resultados para las empresas son bienvenidos, pero no lo son todo. "En última instancia, es una cuestión de derechos. Las personas tienen derecho a trabajar en entornos libres de discriminación, acoso y abuso, y en una mano de obra en la que predominan las mujeres, estos problemas son frecuentes. Esta formación está marcando claramente la diferencia y es una prueba positiva de que unas condiciones de trabajo decentes benefician tanto a las empresas como a los trabajadores".

En Bogor, para Sudarmi, esa diferencia fue profunda: "Gracias a la formación, tengo la sensación de haber recibido cierta iluminación. Tomé conciencia de la importancia de la comunicación para alcanzar el éxito. Los altos directivos, los subalternos, los supervisores y los operarios de costura no somos máquinas. No sólo realizamos nuestro trabajo, sino que también interactuamos entre nosotros."

Se anima a los graduados del curso a difundir las lecciones en su lugar de trabajo. Sudarmi reunió a todos los supervisores y discutió posibles métodos de mejora del rendimiento laboral y la productividad. Y empezó a ver una nueva faceta en los trabajadores que supervisaba:

"Antes era menos sensible a los problemas que encontraban... Me di cuenta de que algunos operarios de costura tienen puntos débiles en sus habilidades de costura, lo que puede haberles llevado a sentirse frustrados. Mantuve varias conversaciones con mis compañeros supervisores y decidimos organizar una formación sobre técnicas de costura para mejorar las aptitudes de los operarios", explicó Sudarmi.

Esta historia fue publicada originalmente en la Sala de Prensa de la OIT

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