4 de marzo de 2013.
Yakarta - Angela Friska empezó a padecer asma cuando tenía 8 años. Sus padres pronto descubrieron que su fuerte medicación estaba afectando a su capacidad auditiva, ya que tenían que repetirle constantemente las palabras. A los 10 años, Friska era sorda. La situación destrozó su autoestima.
La escuela se convirtió en un tormento diario. Las cosas no mejoraron cuando fue a la universidad. Tardó seis años en terminar una tesis de licenciatura de cuatro años en ingeniería tecnológica. "Imaginarme el examen en sí era suficiente para que me entrara el pánico. Y aunque aprobara el examen, ¿qué haría después? ¿Qué empresa estaría dispuesta a contratar a una empleada como yo?", recuerda que pensó.
Cambio de vida
Su vida empezó a cambiar cuando se ofreció voluntaria para evacuar a las víctimas del terremoto de 2006 en Yogyakarta, en la isla de Java. No sólo se descubrió a sí misma y sus capacidades, sino que también tomó conciencia de que podía ayudar a los demás.
La mayoría de las víctimas tenían huesos rotos. Las llevamos a un lugar más seguro donde pudieran esperar a recibir tratamiento médico", recuerda.
Más tarde, encontró trabajo en el departamento de informática de uno de los mayores grupos mediáticos de Indonesia (Femina). Sus compañeros de oficina eran conscientes de su situación y aceptaron sus diferentes necesidades. La comunicación telefónica se ha sustituido por el correo electrónico.
Ahora Friska se ha incorporado a Better Work Indonesia (BWI), un programa conjunto de la OIT y la Corporación Financiera Internacional, como consultora para el componente de discapacidad del programa. Su trabajo consistirá en sensibilizar a las empresas del sector de la confección y animarlas a ofrecer más oportunidades de empleo a las personas discapacitadas.
En los próximos meses, acompañará a los asesores empresariales de Better Work Indonesia a las fábricas para debatir con la dirección y los comités de empresa cómo contratar a más personas con discapacidad y asegurarse de que las fábricas cumplen la legislación indonesia. También ayudará a las personas discapacitadas a sentirse más cómodas y seguras en el lugar de trabajo.
Los discapacitados deben poder adaptarse a los no discapacitados, y confío en que puedan hacerlo", afirma.
Cumplir la cuota de discapacidad
En Indonesia, las empresas están obligadas por ley a ofrecer oportunidades de empleo a personas con discapacidad, y se enfrentan a una multa si no cumplen una cuota del uno por ciento. Como algunas de las fábricas de confección de Indonesia tienen más de 100.000 trabajadores, eso significa al menos 1.000 personas con discapacidad. De momento, la media es inferior a 100.
La mayoría de las fábricas de confección no pueden cumplir la cuota impuesta por el gobierno debido a la falta de información, el estigma y las actitudes discriminatorias tanto de los empleadores como de los compañeros de trabajo", explica Simon Field, Director de Programas de la ICM.
Los expertos de la OIT, que consultaron con Friska y otros, han preparado directrices para ayudar a las empresas en el proceso de contratación de personas con discapacidad. (Y en agosto de 2012, la ICM organizó una reunión entre organizaciones de personas con discapacidad y compradores de empresas multinacionales. Todos los participantes apoyaron firmemente la idea de mejorar el acceso al trabajo de las personas con discapacidad y cumplir la cuota de trabajadores discapacitados de las empresas.
La reunión fue sólo el principio de una serie de proyectos de la ICM para ayudar a las personas con discapacidad a acceder a los sectores de la economía formal, como la industria de la confección", afirma Field. "Necesitamos un compromiso más firme tanto de los compradores internacionales como de los empresarios y los trabajadores discapacitados para que las personas con discapacidad se conviertan en agentes del cambio".
(Publicado originalmente por Better Work Indonesia)
